lunedì 30 maggio 2011

CHILE BOLIVIA MAR HISTORICO.

TRATADO DE 1904 ENTRE CHILE Y BOLIVIA

El Tratado de Paz y Amistad de 20 de octubre de 1904 pone fin al estado de guerra entre Bolivia y Chile (Art. 1) y reconoce el dominio perpetuo de Chile sobre los territorios bolivianos que hasta ese entonces administraba de acuerdo a lo estipulado en el Pacto de Tregua de 1884 (Art. 2). Asimismo, con el propósito de suplir de alguna manera la carencia de una salida propia al mar de Bolivia, Chile se obliga a construir un ferrocarril de Arica a La Paz, conceder a Bolivia créditos de hasta 5% para la construcción de otras líneas férreas en territorio boliviano, concederle un derecho de libre tránsito por su territorio y puertos en el Pacífico, y entregarle 300 mil libras esterlinas.

 Historia y desarrollo


Chile adquiere los territorios al norte del paralelo 23 hasta el río Loa. Algo al sur de Antofagasta hasta algo al sur de Iquique.
Chile reconoce jurídicamente a Bolivia mediante el Tratado de 1866 y lo ratifica con el Tratado de 1874. Chile seguía considerándose soberano del desierto de Atacama; sin embargo, el historiador chileno Jaime Eyzaguirre en su libro “Chile y Bolivia, esquema de un proceso diplomático”, reconoce que no fue sino hasta 1842, cuando Chile supo de la existencia de yacimientos de guano en el desierto, que se preocupó por el despoblado. Envió una comisión para verificar las riquezas y el 13 de octubre de ese año, dictó la ley que declaró de propiedad nacional las guaneras al sur de la bahía de Mejillones y que “ningún barco podrá cargar este producto sin permiso de las autoridades chilenas”, despertando las lógicas protestas del Gobierno de Bolivia, quien desde entonces comienza sus reclamos de soberanía en aquellos territorios originalmente entregados para administración.
Tomás Caivano en su libro “Historia de la Guerra de América entre Chile, Perú y Bolivia”, editado en Lima, en 1901, refiriéndose a la gestación del conflicto, dice lo siguiente: “La guerra emprendida por Chile el 14 de febrero de 1879, invadiendo el territorio boliviano, era contra Perú y no contra Bolivia”  La misión de de Lavalle tenía forzosamente que fracasar dado que la guerra era algo totalmente incontenible. La situación empeoraba por instantes, hasta que el 2 de abril el Congreso chileno autorizó al Ejecutivo a declarar la guerra al Perú. Al día siguiente, jueves 3, la Cancillería de Chile, declaraba oficialmente la guerra al Perú. El día 4 el señor de Lavalle pedía su pasaporte y el 5 se embarcaba de regreso a Lima.
El escritor chileno y senador de esa república, Benjamín Vicuña Mackenna, comentando el fracaso de la misión Lavalle en Santiago da cuenta en su libro “La Campaña de Tarapacá”, editado en Santiago en 1880, del espíritu de Chile, preparado para la lucha contra el Perú. En la página 450 del primer tomo de esa obra, puede leerse lo siguiente: “El pueblo quería la guerra con el Perú porque la veía, porque la palpaba, porque estaba consumada, porque la ocupación de Antofagasta era un hecho positivo de agresión armada”.
El Pacto de Tregua entre Bolivia y Chile, suspende el estado de guerra el 4 de abril de 1884, estado de guerra que mantenían desde el 14 de febrero de 1879 y que en la práctica se suspendió el 26 de mayo de 1880 luego de la Batalla del Alto de la Alianza  día en que Bolivia se retiró de la contienda y abandonó a su aliado Perú a su suerte.
Lo más saltante del Pacto de Tregua es que se afirma la soberanía chilena de los territorios al norte del paralelo 23 hasta el río Loa; es decir, de toda la costa  que reclamaba Bolivia. Asimismo, sanciona de la obligación de Bolivia de resarcir a los chilenos cuyos bienes hayan sido secuestrados durante el tiempo que duró el estado de guerra. Se establece un régimen económico  para las zonas ocupadas y sanciones para las autoridades subalternas de ambas naciones que incumplan lo estipulado por el Pacto de Tregua.
El Tratado de 1904, sanciona los límites definitivos y se fijan los puntos geográficos notables para la futura delimitación internacional entre Bolivia y Chile. Asimismo, es establece la construcción de un ferrocarril que una el puerto de Arica con la ciudad de La Paz a costa del gobierno de Chile que asume también los compromisos bolivianos hasta por un total de   1.700.000, con parciales anuales de hasta £ 100.000 para la construcción emprendida en los siguientes 30 años de los ferrocarriles Uyuni–Potosí, Oruro–La Paz, Cochabamba–La Paz, La Paz–Región del Beni y de Potosí vía Sucre y Lagunillas a Santa Cruz. Asimismo, se establece que los ferrocarriles de Arica a La Paz, así como los demás que se construyan con la garantía del gobierno chileno, serán materia de acuerdos especiales entre ambos Gobiernos y de facilidades especiales al intercambio comercial de ambos países.
El Artículo VI establece que el Gobierno de Chile entregará al de Bolivia la suma de £ 300.000 en dos armadas de  150.000 cada una y a partir de los seis meses de la ratificación del Tratado de 1904, la primera y un año después de la primera entrega, la segunda.
El Artículo VI establece que Chile reconoce a favor de Bolivia y a perpetuidad, el más amplio y libre derecho de tránsito comercial por su territorio y el acceso a los puertos en el Pacífico.
El Artículo VI establece que Bolivia tiene derecho a establecer agencias aduaneras en los puertos que designe para su comercio, pero en tanto se implementen otros puertos, se especifican los puertos de Antofagasta y Arica. El Artículo VII establece celebrar un tratado especial de comercio entre ambos países. Los artículos IX, X y XI, están referidas a facilidades al comercio entre ambos países.
El Artículo XI establece el arbitraje del Emperador de Alemania en caso de desinteligencia del Tratado. Este tratado se firmó en la ciudad de Santiago de Chile el día 20 de octubre de 1904.
Este tratado no sólo puso fin al Pacto de Tregua firmado en 1884, sino que definitivamente estableció los límites entre las repúblicas de Bolivia y Chile.

 

domenica 29 maggio 2011

José Miguel Carrera, EL ESTADISTA


"José Miguel Carrera es el único hombre que, entre todos los chilenos, sin exceptuar a ninguno conocido, se presenta a las generaciones llevando sobre su frente la fúlgida diadema del genio".

Benjamín Vicuña Mackenna

Con las simples palabras que encabezan estas páginas, el insigne historiador describe de una sola plumada, la gigantesca obra realizada por el primer Jefe de Estado y Primer Comandante en Jefe del Ejército de Chile, General don José Miguel Carrera Verdugo.

Recién cumplidos los 26 años de edad y siendo apoyado por la guarnición de Santiago y trescientos ciudadanos prominentes de la ciudad; el día 13 de Noviembre de 1811 depone el nepotismo de una timorata Junta de Gobierno y forma una nueva, de la cual él es nombrado Presidente.

La obra de Carrera como
estadista es grandiosa si se toma en cuenta el relativamente corto tiempo en que ejerció el mando supremo de la Nación. En total, no alcanzó a gobernar más que dieciocho meses, en los dos períodos en que estuvo al frente del país. Estos periodos se extendieron desde el 13 de Noviembre de 1811 hasta marzo de 1813, fecha en que es designado Comandante en Jefe del Ejército ante la invasión del Brigadier Pareja; y desde el 26 de Julio hasta el 5 de Octubre

de 1814, cuando debe emigrar a Argentina después de la derrota de Rancagua.

En estas páginas trataremos de dar a conocer brevemente estas obras visionarias y audaces que, dentro del contexto de la época en que fueron realizadas, cada una de ellas podría merecer un estudio aparte.

Cuando don José Miguel escribe a su padre desde España en 1811, antes de embarcarse para Chile, y le expresa:
"…ha llegado la hora de la emancipación americana, nadie puede detenerla"; ya nos está señalando en forma inequívoca, cual sería la orientación que imprimiría a su gobierno y el legado que dejaría a nuestra nación.

Una de sus primeras acciones fue la completa reorganización del ejército, tomando como base los pocos cuerpos de línea existentes en Santiago y Concepción; y las diversas milicias, mal armadas y peor entrenadas. Llama al pueblo a sumarse a
sus filas, importa armas, municiones, artillería, uniformes y todo lo necesario para entregarles a las tropas los elementos indispensables para la defensa de la Patria, con los pocos recursos económicos disponibles en esos momentos.

Simultáneamente, conociendo el gran poder de la palabra escrita, compra la primera imprenta en los Estados Unidos de Norte América y contrata tres tipógrafos de esa nacionalidad para operarla. Por Decreto del 16 de Enero de 1812, se crea el primer periódico que se edita en el país:
"La Aurora de Chile" y nombra como su editor al fraile de la Buena Muerte, don Camilo Henríquez; reconocido por su ardiente ideal libertario, adjudicándole un sueldo anual de $ 600 y con instrucciones precisas sobre la orientación política que el semanario debería tener. El primer número es publicado el


13 de Febrero de 1812 y aparecerá en adelante, como un semanario, todos los días jueves, a un costo de 40 centavos cada ejemplar.

Por Decreto del 1º de Junio de 1812, ordena reedificar el
antiguo Colegio de San Carlos y, junto con la Academia de Matemáticas y el Seminario de Indias, crea el Instituto Nacional, cuya fundación es aprobada el 27 de Julio de 1813 y abre sus puertas el 10 de Agosto del mismo año. Este colegio existe hasta hoy como un establecimiento educacional de excelencia, que ha entregado a nuestro país cientos de personajes destacados en todos los ámbitos del quehacer nacional, incluyendo a 18 Presidentes de la República. El Instituto lleva actualmente el nombre de su fundador, el General don José Miguel Carrera Verdugo.

Recibe al primer representante diplomático acreditado en el país, el Cónsul General de los Estados Unidos de Norte
América, Joel Robert Poinsett, reafirmando así los derechos de que Chile es una nación soberana e independiente. Poinsett tendría posteriormente una actuación preponderante en la formación del Estado chileno y, principalmente, en la redacción del Reglamento Constitucional de 1812.

Al mismo tiempo, Carrera crea el Ministerio de Relaciones Exteriores y el cargo de Ministro de esa cartera, nombrando a don Manuel de Salas como su titular, el primero en una larga lista de nombres ilustres que ejecutarían la política exterior del gobierno de Chile.

El 4 de Julio de 1812, el Cónsul Poinsett celebra el Día de la Independencia de su país con un gran sarao en su sede diplomática, al que asisten  todas
las autoridades y los personajes más connotados de Santiago; recepción que se extiende hasta altas horas de la madrugada.

En ese día se exhibe por primera vez la Bandera del Chile soberano que muestra, en líneas horizontales, los colores azul, blanco y amarillo; simbolizando nuestro hermoso cielo, el majestuoso Andes nevado y la generosidad de nuestros campos sembrados de trigo. En el salón principal de la residencia, se coloca esta bandera entrelazada con la de los Estados Unidos de Norte América; simbolizando así la hermandad indisoluble de ambos pueblos. Cuenta la tradición que esa bandera de la nueva Patria, fue diseñada y bordada por las propias manos de doña Francisca Javiera Carrera, hermana del Prócer.

El 30 de Septiembre de 1812, en un gran baile ofrecido por don José Miguel Carrera con motivo del aniversario de la Junta de
Gobierno en 1810; se usa por primera vez el edificio de la Casa de Moneda para un acto oficial del Gobierno de Chile. Posiblemente se ocupó ese recinto (y no el palacio de gobierno de entonces, en la Plaza de Armas) por tener espacios más amplios para albergar a la enorme multitud de autoridades y personajes notables, así como la gran cantidad de señoras que asistieron al evento.

Esa tarde se muestra nuevamente la bandera nacional y se da a conocer la
Escarapela, con los mismos colores de la bandera, que debía ser usada por todos los ciudadanos chilenos y que tanto señoras como caballeros patriotas lucirían con orgullo de ahí en adelante.

Al mismo tiempo, en un lienzo colocado sobre la reja de entra
da del edificio y ocultando el escudo con las Armas Reales de España, se da a conocer por primera vez el Escudo Nacional, que se oficializaría posteriormente con Decreto del 30 de Octubre del mismo año. Este Escudo, entre otros símbolos, mostraba un hombre y una mujer mapuches, simbolizando la admiración por esa raza soberbia y la igualdad entre hombres y mujeres. Se dice también que, tanto la Escarapela como el Escudo, fueron diseñados por doña Francisca Javiera Carrera, mujer de una inteligencia notable y refinada cultura, que abrazó con pasión la causa patriota.

Conociendo la gran importancia de la educación como factor de engrandecimiento de la mente humana y esencial para el futuro desarrollo de la Patria; don José Miguel decreta el 21 de Agosto de 1812 que, tanto conventos como monasterios de monjas deben abrir sus puertas y destinar salas que sirvan de escuelas para jóvenes de ambos sexos.

Es muy curioso lo que él expresa al referirse a la educación de las mujeres, que era prácticamente nula en aquella época:

"…parecerá una paradoja en el mundo culto que la capital de Chile, poblada por mas de 50,000 habitantes, no haya
conocido aun una escuela de mujeres que diera ejercicio a los claros talentos del sexo amable".

Continuando con su obra cultural y educativa, por Decreto del 10 de Agosto de 1813, Carrera funda la
Biblioteca Nacional.

Su inquietud por el bienestar social queda de manifiesto al fun
dar la Sociedad Filantrópica que, posteriormente, seria la base de la Junta de Beneficencia de Chile.

Al mismo tiempo, crea la
Junta de Vacuna, mediante la cual se intenta controlar y si es posible eliminar la viruela, cuya epidemia causaba periódicamente estragos en la población.

Decreta la ley de
Libertad de Vientres, la cual establece que desde esa fecha, todos los esclavos nacidos en territorio de Chile, son chilenos y libres. Este instrumento legal es el precursor de la Ley de Abolición de la Esclavitud, decretada durante el gobierno del General O’Higgins, pocos años después.

Su pasión por el ordenamiento jurídico del Estado, lo lleva a nombrar una comisión de notables, entre los cuales se cuenta el Cónsul Joel Robert Poinsett, para que redacte un Reglamento Constitucional basado en las ideas liberales de Europa y de los Estados Unidos de
Norte América; que le permitirá desafiar al poder español incluyendo en el disposiciones y conceptos abiertamente libertarios. Aun cuando en el Artículo Primero se reconoce nominalmente al rey de España, aquietando así los ánimos de realistas y timoratos, la autonomía de Chile ante cualquier poder extranjero, queda de manifiesto en el Artículo 5 del Reglamento: Ningún Decreto, providencia y orden que emane de cualquiera autoridad o tribunal de fuera del territorio de Chile, tendrá efecto alguno. Los que intentaren darle valor, serán castigados como reos del Estado.

Otros Artículos importantes que determinan los derechos y deberes del individuo ante la sociedad, son los siguientes:
• Libertad de casas, efectos y papeles (Artículo 16)
• Libertad de Imprenta (Artículo 23)
• Libertad Individual e igualdad de derechos (Artículo 24)
• Recurso de Amparo o Habeas Corpus (Artículo 15)
• Principio del Debido Proceso (Artículo 18)
• Libertad Personal y Seguridad Individual (Artículos 19, 20, 21 y 22).

Además de Poinsett, quien no participó en la redacción final, se señala entre los miembros de la Comisión Constituyentes a
personajes como: Francisco Antonio Pérez, Jaime Zudanés, Manuel de Salas, Hipólito de Villegas, Francisco de la Lastra, Camilo Henríquez y José Antonio Irizarri.

Mediante el Decreto del 26 de Octubre de 1812, queda aprobado el
Reglamento Constitucional que garantiza la base jurídica para el buen funcionamiento del país.

Se crea el Hospital Militar y, en 1813, se promueve la construcción de un moderno cuartel para el Cuerpo de Granaderos.

Formase además, el Colegio de Jóvenes Granaderos y nombrase como su primer Director, al Brigadier don Juan José Carrera; con el objeto de instruir y entrenar a los futuros
Oficiales de nuestro Ejercito. Por lo tanto, este establecimiento es el precursor de nuestra actual Escuela Militar, fundada nuevamente por don Bernardo O’Higgins en 1817, después de la brillante victoria de Chacabuco.

Muchos de estos jóvenes ofrendaron sus vidas en los campos de batalla de la Patria Vieja, en las acciones con que el Ejército de los Andes consolidó nuestra independencia y, posteriormente, en la toma de los fuertes de Valdivia por Lord Cochrane y la
expulsión definitiva de las fuerzas extranjeras en su último reducto de Chiloé, efectuada años mas tarde por don Ramón Freire.

En 1814, Carrera declara la guerra a España, lo cual implica el acto de un Estado soberano e independiente, en relación con otro Estado que reúne las mismas características.

"Chile, mas bien que un país, es una costa"
, escribió Gonzalo Bulnes en su "Historia de la Expedición Libertadora del Perú".

No cabe la menor duda de que ése fue también el pensamien
to de don José Miguel Carrera, al oficiar desde su mando en Talca a la Junta de Gobierno, en plena campaña militar contra Pareja, pidiendo el equipamiento de buques que pudiesen enfrentar a las naves españolas y a los corsarios que operaban bajo esa bandera asolando nuestro litoral.

Ya en Noviembre de 1812, Carrera había proyectado la organización de una escuadra chilena que, por otras prioridades, no logró concretarse.

Fue así como el Gobierno arrendó la fragata norteamericana "Perla" y adquirió en $ 16,000 el bergantín mercante "Po
trillo" (ex Colt), de la misma nacionalidad, con la misión de defender la costa y bloquear el puerto de Talcahuano, impidiendo así el paso de armamento, vituallas y refuerzos para las tropas realistas.

El 2 de Mayo de 1813, se presenta ante Valparaíso la fragata "Warren", corsario al servicio del Virrey del Perú.

La "Perla" y el "Potrillo" sueltan amarras y se dirigen resueltamente a enfrentar al intruso, entre los vítores de la población reunida en tierra. Desgraciadamente, la alegría del pueblo porteño se transformó en un silencio atónito, al contemplar como la "Perla" se acercó al costado de la nave enemiga y juntas, dirigieron sus fuegos contra el "Potrillo";
cuya tripulación se amotinó al poco rato y apresó a sus oficiales, uniéndose al enemigo; luego de lo cual, los tres buques pusieron proa a Lima.

Según se ha establecido, algunos comerciantes españoles de
Valparaíso, fieles a la causa realista, cometieron este acto de traición, sobornando a las tripulaciones compuestas mayormente por mercenarios de muy diversas nacionalidades.

La gran importancia que Carrera asignó al poderío naval para la libertad de Chile y de América, quedó de manifiesto una vez mas en 1817, cuando viaja a los Estados Unidos y, en menos de un año y sin mas que su palabra de honor, su clara inteligencia, su gran capacidad de persuasión y su férreo carácter; reúne una flotilla de cinco buques armados y convoca a seguirlo a muchos hombres de valer, entre ellos, a más de cuarenta altos oficiales veteranos de las guerras Napoleónicas y de la independencia de Norte América a artesanos
de diversas especialidades para iniciar industrias en el Nuevo Mundo.

Logra embarcar además, un cargamento compuesto de maquinarias, imprentas, armas, municiones, uniformes y equipos necesarios para obtener la liberación de Chile y de otros pueblos americanos. Es conocido que su expedición fue con
fiscada por el gobierno de Pueyrredón, al llegar a Buenos Aires, que el mismo Carrera fue tomado prisionero y que después de escapar, logra refugiarse en Uruguay. Se inicia así el largo y arduo camino que lo llevará al sacrificio supremo.

Sin lugar a dudas, don José Miguel fue el forjador de la institucionalidad en nuestro país y quien inspiró en nuestro pueblo el sentimiento de pertenecer a esta tierra nuestra tan querida. En otras palabras, la grandiosidad de su empresa y la capacidad que demostró para llevarla a cabo, bastan para asegurar que Chile nació como nación independiente, gracias a sus obras, su preclara visión de futuro y sus desvelos para coronar sus ideas.                                                                             
Bibliografía:
Alberto Edwards: Carrera, Fundador de la Independencia.
Julio Alemparte R.: Carrera y Freire, Forjadores de la República

Rodrigo Fuenzalida B.: La Armada de Chile, Tomo I
•                                                                                                                                                                        
   
Revista Patria Vieja: Varios Artículos en diversos nùmeros y autores.

"ESTIRPE DE GLORIA"

LA BATALLA DE LAS TRES ACEQUIAS








"Todo lo que pueda comprometer la suerte de la;
Patria y aventurarla al riesgo de caer en manos enemigas, debe evitarse como el mayor de los males. El enemigo observa nuestras disensiones, subyugará a ambos y triunfará de nuestras imprudencias".





l Tratado de Lircay, firmado el 3 de Mayo de 1814 entre el Brigadier Gabino Gainza, Comandante de

las fuerzas españolas y por el bando chileno, el entonces Presidente de la Junta de Gobierno de Chile, Francisco de la Lastra y el jefe del Ejercito, don Bernardo O’Higgins; trajo consecuencias nefastas para la causa patriota.





Sus términos produjeron una enconada escisión en la opinión pública del país, puesto que reconocía a Chile como una parte integrante de la monarquía española, aunque comprometía a las fuerzas realistas a abandonar el país en un plazo de 30 días.

Además, el Presidente de la Lastra abolió la bandera de la

Patria y el uso de la escarapela nacional y decreto izar el pabellón español, incluso en el ejército chileno.

Las tropas realistas nunca abandonaron el territorio. El Virrey del Perú no solo rechazó los términos del Tratado, si no                                                                          





que también, organizo una potente expedición bajo el mando del General Mariano Osorio, con instrucciones de unirse a las tropas realistas y aplastar todo intento de independencia o autogobierno en el "Reyno de Chile".

Don José Miguel y don Luís Carrera, que se encontraban en Chillan como prisione
ros de los españoles, logran escapar y entrar a Talca, ciudad en la que se encontraba acantonado en ejercito al mando de General O’Higgins, quien los recibió con fría cortesía. Al día siguiente, con la venia de aquel, continuaron su viaje a Santiago.

Al enterarse de estas nove
dades, de la Lastra ordena la detención de los hermanos Carrera quienes, a su vez, se refugian en la hacienda de su familia en El Monte. Desde ahí, inician contactos con los numerosos patriotas descontentos con el Tratado de Lircay y con el gobierno de de la Lastra.

En la madrugada del 23 de Julio de 1814, los hermanos Carrera ingresan furtivamente en la capital, toman el mando de la pequeña guarnición militar y esa mañana, apoyados tam
bién por gran cantidad de ciudadanos, avanzan sobre la casa
de gobierno y deponen a la Junta presidida por de la Lastra.

Carrera convoca a un Cabildo de autoridades y estos eligen una nueva Junta de Gobierno, presidida por don José Miguel y por el Presbítero Julián Uribi y don Manuel Muñoz y Urzúa.

El General O’Higgins desconoce a la nueva autoridad y avanza amenazante hacia Santiago para enfrentarla con las fuerzas bajo su mando.

En esos momentos, ambos Jefes se enteran del desembarco
en Talcahuano del General Osorio con poderosos refuerzos y armamento para el ejército realista, incluido el aguerrido Regimiento de Talavera.

Carrera toma la iniciativa y trata de buscar una alianza con O’Higgins para enfrentar al enemigo común, enviándole una carta que en uno de sus acápites expresa:
"Mi amigo, no sé si puedo hablarle aún con este lenguaje que es verdadero y no disto de serlo. No sé si es usted o yo el loco y desnaturalizado chileno que quiere envolver a la Patria en sus ruinas, pero lo cierto es que no procederé y que usted no debe proceder sin que antes nos estrechemos las manos e indaguemos la verdad. Salvemos a Chile o seremos odiados eternamente".

Este llamado no obtuvo respuesta alguna por parte del destinatario, quien continuó su avance. Carrera insistió enviando como mediador al Doctor Paso, representante de Argentina en Chile. En uno de los párrafos de la carta que el diplomático portaba, don José Miguel dice textualmente:
"Todo lo que pueda comprometer la suerte de la Patria y aventurarla al riesgo de caer en manos enemigas, debe evitarse como el mayor de los males. El enemigo observa nuestras disensiones, subyugará a ambos y triunfará de nuestras imprudencias".

El 17 de Agosto, O’Higgins vuelve a rechazar los intentos de avenimiento de Carrera y en parte de ésta, su primera respuesta escrita, dice:
"…no escucharé las proposiciones de "asesinos". Las bayonetas podrán fin a las calamidades que sufre Chile".

Confiado en la superioridad de su aguerrido ejercito, veterano de combates y batallas contra los realistas, O’Higgins avanzó resueltamente hacia el norte. Con respecto a este avance, el historiador español Rodríguez Ballestero comenta que
"…los realistas también avanzan en pos de éste, ocupando los lugares que el va dejando".

El 24 de Agosto, Carrera es nombrado por la Junta Comandante en Jefe de las pocas fuerzas regulares de Santiago, e inmediatamente se dedica en forma apresurada a organizar milicias ciudadanas que, aunque mal armadas y con muy deficiente entrenamiento, logran alcanzar la no despreciable suma de entre 1,800 y 2,000 hombres formando, en conjunto con la guarnición militar, una fuerza de alrededor de 2,400 hombres.

El 25 de Agosto, O’Higgins acampa con su ejército en la hacienda de Mardones, al sur de Rancagua y el 26, sus avanzadas compuestas por 600 soldados y 5 cañones, atraviesan el río Maipo con muy leve oposición. Lo mismo sucede mas tarde con el resto de sus tropas, hasta completar un número de 1,500 veteranos de las campañas del sur, incluyendo un escuadrón de Dragones.

Pasado el mediodía del 26 de Agosto, ordena iniciar un nutrido fuego de artillería sobre las posiciones del Coronel Luís Carrera, quien se encontraba atrincherado en el lugar denominado "Las Tres Acequias", al sur de San Bernardo; que incluía el (entonces en vías de construcción) canal de Ochagavia, que uniría posteriormente al río Maipo con el río Mapocho. El Coronel Carrera distribuyo sus fuerzas con la infantería en su ala derecha, la artillería al centro y la caballería cubriendo su flanco derecho. El cuartel general de don José Miguel Carrera y algunas milicias de reserva se instalaron a retaguardia, entre la caballería y la artillería de vanguardia.

O’Higgins ordeno a su caballería a atacar los flancos de las defensas opositoras, mientras su infantería intentaba tomar los cañones y romper y rebasar el centro de la línea enemiga, dividiéndola en dos y aislándolas una de la otra y así completar la destrucción de cada una.

Este ataque fue duramente rechazado por Luís Carrera, quien obligó a su contendor a retirarse en forma relativamente ordenada pero, en ese instante, el General Carrera hizo avanzar sus reservas y, en persona, comandó una carga de su caballería, atacando el flanco derecho de su adversario dispersándolo y convirtiendo la retirada en una total derrota. El combate había durado
alrededor de cuatro horas.

Sobre el campo de batalla quedaron abandonados 36 muertos, 37 heridos, toda la artillería, equipajes, bagajes y municiones, junto con 400 prisioneros. Las fuerzas en retirada lograron salvarse gracias a la oscuridad que ya empezaba a caer tristemente sobre los campos de Chile, como un presagio de lo que depararía el
futuro.

El día 30 del mismo aciago mes de Agosto, Carrera envía un oficio a su contendor, cuyo texto se encuentra perdido, pero su tenor es mencionado en la respuesta que O’Higgins le remite el 31 del mismo mes. No hay duda que en dicho oficio, Carrera vuelve a insistir en un avenimiento patriótico frente al avance de

la poderosa fuerza realista.

Comienza entonces una serie de negociaciones entre ambos Próceres, que llegan a buen término a comienzos de Septiembre con la unión de las fuerzas y a ambos fundidos en un estrecho abrazo. Juntos recorren del brazo las calles de Santiago, mostrando así la nueva alianza conseguida.

El General Carrera se mantiene como Comandante en Jefe patriota y el General O’Higgins es designado Jefe de la Primera
2
División del ejército de Chile, poniéndose en forma noble y generosa a las òrdenes de su oponente
Bibliografía
• Fernando campos Harriet; "José Miguel Carrera"
• Agustín Toro Dávila; "Síntesis Histórico Militar de
Chile"


   

Reglamento Constitucional de 1812.

La Otra Historia de la Independencia de Chile.
"Ningún decreto, providencia u orden, que emane de cualquiera autoridad o tribunales de fuera del territorio de Chile, tendrá efecto alguno; y los que intentaren darles valor, serán castigados como reos de Estado".

Reglamento Constitucional de 1812, solemne declración inicial de la Independencia de Chile .

Con alguna ironía surgen voces planteando que no debiéramos celebrar el Bicentenario el año 2010 sino el 2017.
En 1810, según esa propuesta, solo se habría proclamado, por parte de los vecinos más importantes de esta ciudad, la sumisión a Fernando VII. Esa postura revela lo débil que es la enseñanza de la historia en nuestro país, un relato de los grandes temas políticos y de las grandes guerras del siglo XIX.
Si uno se acerca a la Patria Vieja, la que se inicia en 1810 surge un Jose Miguel Carrera que no es solamente un joven impulsivo y aristocrático, mujeriego y fiestero que, arrastrado por su edad habría jugado a ser gobernante.
En su gestión, que se concentra en los años 1812 y 1813, aparece claramente el propósito de construcción republicana, con una voluntad institucional que también incluye transformaciones de Santiago. Desde la creación de una bandera y un escudo propios, en adelante, es un país el que está naciendo.
Con la obligación de los conventos de abrir escuelas que son el origen de la enseñanza pública; con la fundación de una Sociedad Filantrópica, base de la futura junta de Beneficiencia y expresión de una sociedad en forma que asume un compromiso ante la pobreza; con inversiones en el mejoramiento de los vetustos hospitales, la construcción de un Hospital Militar y la cración de una junta de Vacuna como políticas de salud; con la fundación de una Biblioteca Nacional y un Instituto Nacional a favor de la educación y la cultura; con decretos para impulsar el alumbramiento público y establecer un Reglamento de política para cautelar el orden publico; con la construcción de un Cuartel Granaderos como símbolo del nuevo orden, el que en lo jurídico se expresa en nuestro primer texto constitucional; con el impulso a la industria de tejidos como primera medida de industrilización con un proyecto para transformar La Cañada, un basural, en un espacio publico digno para los nuevos ciudadanos, lo que años mas tarde ejecutará Bernardo O'Higgins; con la instalación de una imprenta que permitirá el nacimiento de una prensa que difunda las nuevas ideas...
Presentar a Carrera como un lider puramente ambicioso y carismático, es negar su aporte y el de varios otros precursores de la Independencia que, en los ámbitos señalados, dieron forma a un proyecto de nación que es rico y complejo. La pionera libertad de vientre para los hijos de esclavos y la prohibición de importar más, tambien motivo de ironias, es desconocer el mercado de esclavos que existía a pocas cuadras de La Moneda el que, según el censo del Obispo Alday, el 10% de la población era entonces negra o mulata.
Otro signo olvidado es el que Javiera Carrera se pusiera a aprender la lengua mapuche y se vistiera en las fiestas con ponchos y los promoviera, como signos de una nación nueva e inclusiva.
Todo comenzó el año 1810.

sabato 28 maggio 2011

La Aurora de Chile en Circulaciòn

La primera edición del periódico se publicó el jueves 13 de febrero de 1812[5] bajo la dirección de fray Camilo Henríquez González, quien se convirtió en el primer editor del primer periódico chileno. Henríquez utilizó la publicación como medio para, al mismo tiempo, abogar por los valores revolucionarios, siendo el primero que expuso seriamente la idea de la independencia de Chile, y defender el nuevo espíritu de la educación y la razón que, él creía, venían con la Aurora de Chile:[6]

"Está ya en nuestro poder, el grande, el presioso instrumento de la ilustracion universal, la Imprenta . . . La voz de la razon, y de la verdad se oyrán entre nosotros despues del triste, é insufrible silencio de tres siglos . . . ¡Siglos de infamia, y de llanto!"
Aurora de Chile (ortografía original)
El periódico fue la primera publicación masiva que presentó a los lectores chilenos las ideas filosóficas de la Ilustración, de autores como Rousseau, Voltaire y otros, de las que se hicieron eco los escritos de Henríquez. En escritos firmados por Manuel de Salas, Juan Egaña, Manuel José Gandarillas y el guatemalteco Antonio José de Irisarri, la Aurora de Chile plasmó en sus páginas los principios de soberanía popular, la facultad de los pueblos para gobernarse y elegir a sus autoridades, la separación de los poderes y, a la vez, fue un vehículo para los comentarios de Camilo Henríquez acerca del acontecer del "Reyno de Chile" y de las vicisitudes de la monarquía. La influencia de los independentistas estadounidenses también fue un factor importante para la intelligentsia revolucionaria liberal de Chile puesto que el periódico reeditó los discursos de Jefferson, Madison, Washington y otros que se convirtieron en héroes para la naciente prensa chilena.[1]
Durante su existencia, la Aurora de Chile editó un prospecto, aunque hay divergencias en esto,[7] 58 números, dos ejemplares extraordinarios y dos suplementos de medio pliego, y fue censurada en dos oportunidades.[8]
El jueves 1 de abril de 1813 circuló su último ejemplar y cinco días después vio la luz el primer número de El Monitor Araucano.

Controversia; America Latina

Los términos "Latinoamérica" y "América Latina", a pesar de ser comúnmente aceptados por la población de los países a los que se refiere, tienen sus detractores, en especial entre los grupos hispanistas, indigenistas y antirracistas. Los primeros por dar prioridad a la influencia española y los dos últimos por considerar que se trata de un término eurocentrista impuesto por los colonizadores, ya que jamás podrían considerarse de origen latino, ni los indígenas, ni los afroamericanos, decisivos cuantitativa y cualitativamente en la composición de la población.[9] Incluso en muchos casos los indígenas no hablan idiomas europeos. Como concesión ante estas críticas, en la actualidad se utilizan otras palabras como "Hemisferio", "Hemisferio Occidental" o "las Américas", en plural. Sin embargo, también hay quien piensa que estos términos han sido inventados por los estadounidenses para apropiarse del nombre de "América" con fines hegemónicos y que, dado que el continente es uno sólo, no se debe usar la palabra en plural. También se cuestiona el uso del término "hemisferio", pues puede referirse a cualquier parte del mundo y también porque, como sucede con "hemisferio occidental", implica una disolución de la propia identidad americana. Adicionalmente, las naciones y pueblos no latinos del Caribe consideran que el término "América Latina" no los abarca, porque no hablan una lengua romance.
El uso mismo del nombre "América" ha sido históricamente controvertido. Simon Bolivar  quiso llamar a toda la región "Colombia", en honor a Cristóbal Colón.[10] Según el parecer del Libertador, Colón tenía más mérito que Américo Vespucio para dar nombre al continente (término que se hizo popular en Europa por las cartas geográficas de Mercator, primeros planos de América que salían de España hacia el resto de Europa). Antiguamente, se utilizaba el término "Indias Occidentales" para nombrar al continente. El subcontinente sur también era llamado "América Meridional" o "América del Mediodía". En cuanto al subcontinente norte, la Nueva España era también conocida como la América Septentrional, México se declaró independiente con ese nombre durante el Congreso de Anáhuac en 1813

venerdì 27 maggio 2011

Independencia de Chile

En el año 1808, el Imperio español vivía en un creciente estado de agitación. A Chile llegaron las noticias de la invasión napoleónica a España y el cautiverio de Fernando VII. Paralelamente, asumía Francisco Antonio García Carrasco Díaz el cargo de gobernador de Chile. García Carrasco era hombre de modales toscos y carácter autoritario, razones ambas que le enajenaron la simpatía de la aristocracia local. Ya en Chile había antecedentes de agitación independentista (concretamente el pintoresco motín de los Tres Antonios), pero parece ser que García Carrasco magnificó el problema tomando diversas medidas arbitrarias, incluyendo el arresto de connotados ciudadanos y su remisión a Lima. Esto, sumado a su involucramiento en un bullado caso de contrabando, motivó la presión para que renunciara, lo que por fin se consiguió en 1810.
El militar más antiguo de Chile en esa época era Mateo de Toro y Zambrano, por lo que éste tomó interinamente el mando.[2] Pero la intranquilidad continuó debido a las turbulencias políticas y bélicas en Europa: tanto el Rey (Carlos IV) como su hijo (el futuro Fernando VII) habían abdicado (forzadamente) en favor de Napoleón quien a su vez había instalado a su hermano, conocido como José Bonaparte, como rey. Al mismo tiempo, el ideal independentista cobraba fuerzas impulsado tanto por ideas ilustradas y liberales como por el desarrollo de sectores sociales locales independientes del patronazgo real o de su nacimiento en la península

Josè Miguel Carrera Verdugo

José Miguel Carrera Verdugo
Uno de los personajes más interesantes de la historia de la independencia de Chile, y sin lugar a dudas, también uno de los más polémicos es José Miguel Carrera, quien fue artífice de la creación del primer periódico de Chile, de la biblioteca  nacional y del Reglamento Constitucional de  1812, entre otras obras.
Una de las familias integrantes de la aristocracia criolla era la formada por el Coronel de las Reales Milicias Ignacio de la Carrera -descendiente de conquistador-, y Paula Verdugo Fernández. El matrimonio tuvo 4 hijos, Javiera, Juan José, José Miguel y Luis.
José Miguel nació el 15 de octubre de 1785 y de acuerdo a las costumbres coloniales que se seguían en las familias nobles del Reino, a la edad de 9 años fue incorporado como cadete del Regimiento de Caballería del príncipe y en 1791 recibe el Título de Alférez del Regimient

En 1792 ingresa al Colegio Carolino y conoce a Manuel Rodríguez Ordaiza, sobre esta etapa el historiador Diego Barros Arana escribió "La gallardía de su figura, la belleza de su rostro, la distinción de sus modales, la facilidad y franqueza de su trato, su incontenible desprendimiento, que lo impulsaba a repartir generosamente cuanto dinero recibía de sus padres, lo hacían popular y querido de los jóvenes de su generación; pero el fuego violento de su alma y conocimiento de su propio valer y del prestigio de su familia, lo habían hecho también altivo, arrogante e indócil a someterse a las consideraciones sociales" . Sobre su etapa adolescente el historiador señala: " Su vida de joven fue agitada y borrascosa. La inacción le era insoportable, y, falto de estímulos que orientasen su energía, se dejó arrastrar por las turbulentas distracciones de la disipación. A la edad de 20 años se había traído dos persecuciones de la justicia por atropellos y pendencias, que le habrían ocasionado a lo menos el destierro o la prisión, sin la influencia poderosa de la familia y de los amigos de su padre ".
En 1807 es enviado por su padre a España, donde se enrola en los Voluntarios de Madrid y los Husares de Farnesio, organizaciones del ejército español que luchan contra Napoleón. En esta etapa participa en más de veinte batallas, siendo las principales la ocupación de la ciudad de Mora, retirada de Consuegra, combates de Yébenes, río Guadiana, batalla de Talavera y la batalla de Ocaña, en donde fue herido el 19 de noviembre de 1809.
Producto de la herida fue trasladado a Cádiz, donde es condecorado con la Cruz de Talavera y ascendido a Sargento Mayor del Regimiento de Husares de Galicia; en este puerto español es donde conoce a José de San Martín.
Sobre su estadía en España y de su regreso a Chile, Francisco Encina y Leopoldo Castedo escriben " Carrera encontró en la milicia el cauce de su carácter disoluto y audaz. Peleó en trece combates. Convaleciente aún de las graves heridas recibidas en la batalla de Ocaña, le llegaban al tiempo su título de sargento mayor del regimiento de húsares de Galicia y las nuevas de la instauración de la junta en Santiago de que formaba parte su padre. El Consejo de Regencia autorizó su regreso a la patria. El 17 de abril de 1811 se embarcaba en el navío de guerra inglés "Standard" y arribaba a Santiago el 26 de julio, en vísperas de la revuelta que, como ya hemos reseñado, se suspendía en espera de que el recién llegado se ambientara para tomar parte en ella

giovedì 26 maggio 2011

Napolion y America

En 1796 Napoleón restaura nuevamente la esclavitud en las colonias francesas, abolida ésta desde 1794.[6]
Para América Latina, la figura de Napoleón es fundamental. Su intervención en España, las forzadas abdicaciones de Carlos IV y Fernando VII, la entrega del trono español a su hermano José, la promulgación de la Constitución de Bayona en 1808 que reconocía la autonomía de las provincias americanas del dominio español y sus pretensiones de reinar sobre aquellos inmensos territorios cuyos habitantes nunca quisieron aceptar los planes y designios del emperador, son elementos básicos para entender los movimientos de emancipación.
En el resto del continente, la negociación de Luisiana y el manejo que dio Francia al proceso de independencia de Haití tuvieron una enorme influencia en el desarrollo del continente.Latino Americano