La famosa carta del jefe indio Seattle enviada al jefe blanco en Washington es prueba más que suficiente de la sabiduría y sensibilidad de nuestros antiguos pueblos, sensibilidad tan tristemente perdida en estos días. Cuando escuchamos de sus palabras y de su estilo y forma de vida, en nuestro fuero interno sabemos que eso es lo que en realidad deseamos para nosotros. Hemos pisoteado el legado de nuestros antepasados en el anhelo de hacer algo mejor con nuestros intentos teóricos e inmaduros. |
Haríamos mejor en buscar más hondo en el origen de todo saber y conocimiento, los Vedas, y ahí descubriremos con más y más asombro, que esa es la fuente esencial de conocimiento tanto científico como intelectual, que por siglos el hombre de occidente ha estado buscando. |
En los Vedas encontraremos los aspectos más refinados de arte, cocina, vestimenta, música, ciencia, etc., en realidad, de todos los ámbitos de la vida humana, no sólo para complacer los sentidos, sino para transmitir paz y armonía a nuestra conciencia, fin para el cual también se practicó una muy sofisticada arquitectura, no sólo en la construcción de templos sino también de viviendas. |
Es importante por otro lado admitir que los habitantes originales de América, a pesar de provenir de las sabias tierras de Oriente, no trajeron en su época lo mejor de ellas, es decir, el cultivo de una vida espiritual más elevada; no se dedicaron con mayor profundidad al cultivo de una vida espiritual centrada en el desarrollo del amor por Dios, lo cual es la meta más alta y real de la vida. |
Su cultura y veneración se dirigió más a la adoración de dioses menores, y su preocupación se orientó más al desarrollo material y económico, que a una seria búsqueda de nuestra alma y de nuestra relación pura y amorosa con Dios. Si esta preocupación no figura como un aspecto fundamental en un grupo social, todo su cuerpo, debido a un corazón impuro, va a decaer a un nivel de despotismos, ambiciones, juegos políticos y diplomacias, que llevan a los pueblos a guerras fratricidas y se vuelven fácil presa de ataques externos. |
La historia, más que limitarse a ser un mero repaso de hechos pasados, debe dejarnos una lección de valioso aprendizaje. Las distintas culturas del mundo nos muestran que tuvieron un crecimiento natural, pero luego se envanecieron, se volvieron materialistas y déspotas, y al alejarse de los principios divinos, sufrieron su decadencia. Fenómeno que con claridad vivimos en estos días. |
La llegada de los invasores puede ser vista como un duro castigo para el hombre de las tierras de América por haberse desviado de los principios más elevados de la religión. No olvidemos que en algunos pueblos se llegaron a practicar sacrificios humanos y otras atrocidades, de las cuales, por supuesto, el pueblo invasor no estaba exento, pues de hecho, con la llegada de éste los sacrificios humanos se multiplicaron. |
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Para terminar este artículo y este punto, quiero dejarlos con las palabras de disgusto del mismo Viracocha: |
“El Inca Yupanqui relata que una vez se le apareció su Dios Viracocha quejándosele que, siendo Él el creador de todo y el Señor universal, quien hizo el cielo, el sol, el mundo y los hombres, y que estando bajo Su poder todo lo existente, no se le rendía el culto y la obediencia debida, haciendo mayor veneración al sol, al trueno, a la tierra, y a otras cosas de menor virtud.”(Luis Valcarcel, Historia del Perú Antiguo.) |
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