Nada hay nuevo bajo el sol," dice el antiguo adagio, y pensamos que es una verdad muy cierta. Las mismas prácticas y costumbres aparecen en distintas culturas, pero de hecho con distintos nombres y con ciertas diferencias en la forma. Pero en el fondo, en todos lados somos el mismo hombre, con los mismos deseos, necesidades y ambiciones; con una misma vida, con una misma forma de nacer, crecer, envejecer y morir. Compartimos las mismas incógnitas y vamos tras las mismas respuestas. Cuando buscamos nuestro origen, encontramos que la cultura y la sabiduría se pierden en los laberintos del pasado y nunca podemos aseverar que ‘en este momento el hombre comenzó a saber,’ ‘en este momento dejó de ser mico y comenzó a razonar.’ No encontramos ese momento en la historia porque de hecho no existe. El hombre siempre fue hombre y siempre hubo cultura y sabios. El hecho de ciertos hallazgos de cavernícolas no significa que todas las culturas del mundo estuviesen en ese entonces en ese mismo nivel. La ciencia actual vive de suposiciones a las que tilda con el atractivo nombre de teorías, abriendo así las puertas a un mundo de elucubraciones donde no existen respuestas claras ni valores absolutos. | |
Así como dos más dos siempre fue cuatro, de la misma manera, verdades más elevadas, sutiles y sofisticadas, siempre existieron, y fueron percibidas y apreciadas por personalidades de un carácter más puro y elevado. Nos encontramos en una época en la cual, espíritus más aventurados e inquietos, aprecian los valores de las antiguas culturas y admiten el fracaso de la presente. | |
Si somos objetivos y sinceros en nuestro análisis, llegaremos a un mismo origen de todas las cosas. Llegaremos a una misma y sola cultura, con un gran libro y lenguaje. Esta cultura no pertenece a ningún pueblo ni región en particular, pertenece al hombre, pero tampoco a cualquier hombre, sino más bien al ario. El término ‘ario,’ no designa ninguna raza en particular ni característica corporal, como se ha mal entendido. Esta palabra es de origen sánscrito y denota a aquellas personas que se inclinan con seriedad por la búsqueda de la verdad. | |
En el Bhagavad Gita podemos encontrarla citada cuando Krishna le dice a Arjuna: ‘an-arya-yustam, asvargyam...’ aquí Krishna dice a su discípulo que los apegos y debilidades materiales no deben confundir a un verdadero ‘arya’ o ario, pues de ser así su futuro será ‘asvargyam,’ o no conducente a los planetas superiores. | |
El orgullo de este siglo que termina nos ha separado de nuestros antepasados, y en realidad lo hemos estado haciendo ya de mucho tiempo antes. En el afán de volvernos positivistas y pragmáticos limitamos nuestro campo de entendimiento y percepción al que sólo pueden darnos la razón y los sentidos, el resultado de esto ha sido un hombre superficial, sin metas superiores, alienado, confundido, y deprimido. Hemos cerrado las puertas a la fe y hemos insultado las viejas tradiciones, y así hemos seguido adelante, hemos seguido, sin saber ni a quién seguimos. |
Esta es mi cara y èsta es mi alma: leed. Unos ojos de hastio y una boca de sed...Lo demàs, nada...Vida...Lo que se sabe..Calaveradas, amorios..Nada grave, Um poco de locura, un algo de poesia, una gota del vino de melancolia..Vicios? Todos...Ninguno..Jugador, no lo he sido; ni gozo lo ganado, ni siento lo perdido...Las mujeres...Sin ser un tenorio, !eso no!! tengo una que me quiere y otra a quien quero yo.
sabato 3 dicembre 2011
Relación entre India y América
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