La nacionalidad mapuche no fue promovida, con juramentos a la bandera o con homenajes a los libertadores y padres de la patria, ni menos aun con adoctrinamiento cívico que incitan el chovinismo y la patriotería que caracteriza a las nuevas republicas; la nacionalidad mapuche fue el resultado de la interacción e interdependencia de las diversas comunidades las que durante siglos fueron forjando una identidad nacional solida, hermanadas por un idioma común, espiritualidad, costumbres, el ad-mapu y el ixofilmogen* que representan principios y códigos de conductas que les orientaba el camino a la convivencia armónica entre individuos, su responsabilidad con su comunidad y la naturaleza. Por otro lado las agresiones militares que debieron confrontar conjuntamente y durante siglos, por los imperios Inka y español, fueron plasmando la unidad y los sentimientos de solidaridad entre los lof de diversas regiones. Las invasiones de potencias extranjeras fueron dotando con el ingrediente de cohesión necesario que les permitió luchar eficazmente por su sobrevivencia, en defensa de su territorio y libertad.
El patriotismo mapuche surgido de esa identidad nacional que se extiende hasta nuestros días, fue el resultado de un largo proceso de convencimiento de pertenecer a un pueblo y a un territorio al que originalmente le llamaban el mapu o rehue, posteriormente fue conocido como Araucanía y Patagonia, hoy Wallmapu. La denominación de rehue al territorio mapuche, logro captar el afecto del mapuche común por su territorio, porque lo estaban identificando como un patrimonio sagrado al que había que respetar y hasta dar la vida en su defensa, ya que el rehue, en la cultura mapuche, tiene el mismo valor simbólico referido al de un altar en la cultura cristiana occidental.
A la fidelidad del mapuche por su territorio se suman la adscripción del mapuche a principios y valores levantados por siglos, tales como la libertad, el derecho a regirse y manejar sus propios asuntos, la defensa de sus derechos soberanos, libres de la tiranía, la esclavitud y interferencia foránea; la unidad de todos estos componentes fue formando la identidad nacional mapuche, que hoy se encuentra atacada y por lo tanto es necesario revitalizarla, a través de actos de celebración de nuestras fechas conmemorativas y fiestas nacionales. Los gritos de batallas nos deja ver ese sentimiento generalizado del mapuche: marrichiweu! (diez veces venceremos); Mapuche ñi mapuche! (la tierra de la gente es de la gente de la tierra).
La cohesión férrea de todos los reche y sus respectivas comunidades situadas en diversas regiones, cuyos nombres describen la ubicación geográfica y la toponimia característica del lugar, se conocen como: Williche, Lafkenche, Pewenche, Tehuelche, Pikunche, Wenteche, Puelche, Nagche, Mamulche, Ranquelche, etc; es decir, la totalidad de los mapuche, aucas o araucanos, como le denominaron los inkas y españoles. El conjunto de comunidades y regiones constituían un pueblo uniforme con sus características propias, además de una estructura organizacional de carácter local, regional y nacional. Su organización social parte desde la base misma, es decir del lof al mando del Lonko y otras autoridades de la comunidad.
Como es de público conocimiento las republicas de Argentina y Chile en contravención con los tratados internacionales celebrados con la Corona de España y a pesar que por más de medio siglo admitieron la existencia de la frontera con la nación Mapuche y por tanto su vigencia, procedieron entre 1860 a 1885 a invadirlo valiéndose lisa y llanamente de su superioridad armamentista en una guerra no declarada por los gobiernos criollos, ni provocada por los mapuches. La “Pacificación de la Araucanía” y “Campañas del Desierto” fueron operaciones militares genocidas orientadas a exterminarles como pueblo. El arbitraje Británico de 1902 les otorgo la ‘legitimidad’ del trofeo, al establecer la frontera y de esta forma ‘oficialmente’ las republicas de Argentina y Chile se repartieron el territorio Mapuche. La división del Wallmapu le negó al mapuche el derecho a circular y establecerse libremente dentro de su territorio, como lo habían hecho por cientos y quizás miles de años.
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