FOTO: René Schneider Chereau
Nació en la ciudad de Concepción, el 31 de diciembre de 1913. En 1929, cuando tenía 15 años de edad, ingresó como cadete a la Escuela Militar, de donde egresó tres años después con el grado de subalférez.
En 1933 fue destinado al Regimiento Buin, y fue trasladado al Regimiento Esmeralda al año siguiente.
En 1935 ascendió a subteniente, y a teniente en 1937. Dos años más tarde fue destinado a la Escuela Militar, y en 1944 —año en que ascendió a capitán e ingresó como alumno a la Escuela de Infantería— fue trasladado al Regimiento Maipo.
En 1947 entró a la Academia de Guerra, donde en 1950 se desempeñaría como profesor de Táctica; el mismo año fue docente en la Escuela de Infantería.
En 1951 ascendió a mayor y fue designado secretario de estudios de la Academia de Guerra, tarea que realizó hasta 1953, cuando fue enviado a Washington en misión militar. A su regreso a Chile (1954) fue destinado al Cuartel General de la 1era. División; asumió como secretario de Estudios de la Escuela Militar en 1956, y volvió a impartir clases en la Academia de Guerra, en 1957.
Ese mismo año ascendió a teniente coronel y a coronel en 1963. Fue designado agregado militar en Paraguay (1963), de donde regresó un año después.
En 1967 fue nombrado director de la Escuela Militar, y al año siguiente director de Operaciones del Cuartel General del Ejército. Tras ascender al grado de general de brigada, se desempeñó como comandante de la 2a. División (1968). Fue comandante de la 5ta. División en 1969.
Compañero generoso, pintor y músico
Reconocido eran entre sus amigos el humor, la sencillez y la solidaridad del general Schneider. En 1948, con motivo de haber ganado un premio en la Lotería, compartió la mitad con un compañero que atravesaba por una mala situación económica.
La sensibilidad del general Schneider se expresó también en la pintura, inclinándose por el estilo romántico e impresionista. Tenía un altillo con sus telas y pinturas, pensando dedicarse a ellas cuando pasara a retiro.
“No sé cuándo empecé a pintar —señalaba—. Hará unos veinte años. Es mi hobby, pues jamás estudié pintura”. Algunas de sus telas colgaban de las murallas de la Academia de Guerra.
La música era también una de sus grandes pasiones, en especial la clásica. Compartía estas aficiones, además de la Filosofía y la Literatura, con su esposa, Elisa Arce, con quien tuvo cuatro hijos, y también con su amigo y compañero, Carlos Prats.
El tacnazo
En octubre de 1969, el general Roberto Viaux lideró un levantamiento del Ejército en el Regimiento de Artillería Tacna, en Santiago, conocido como el tacnazo. Dicha situación le costó la salida al entonces comandante en jefe del Ejército, general Sergio Castillo Aránguiz, quien fue llamado a retiro.
De esa forma, el general René Schneider asumió como comandante en jefe del Ejército el día 22 de octubre. En esa ocasión señaló estar orgulloso de dirigir una institución “cuya trayectoria profesional y cuyos fundamentos doctrinales y de principios permanecen inconmovibles e inalterables frente a quienes han pretendido perturbar su normal conducta de acción”.
Respeto a la leyes y la Constitución
Al mando del Ejército, el general Schneider intentó transmitir su estricto respeto a las leyes y la Constitución, a fin de evitar la politización en ese cuerpo armado.
Asimismo, quiso detener las tendencias deliberativas surgidas entre los uniformados después del tacnazo de Viaux, tendencias que se agudizaron con la elección de Salvador Allende como Presidente de la República.
La Doctrina Schneider o el rol de las Fuerzas Armadas
La campaña presidencial de 1970 tuvo al general Schneider como un importante protagonista.
En mayo de ese mismo año, el comandante en jefe del Ejército declaró en una entrevista, con respecto a las elecciones de septiembre, que “el Ejército es garante de una elección normal, de que asuma la Presidencia de la República quien sea elegido por el pueblo en mayoría absoluta, por el Congreso Pleno en caso de que ninguno de los candidatos obtenga más del 50 por ciento de los votos”.
Ante la insistencia de la prensa por saber la posición de las Fuerzas Armadas sobre un eventual triunfo de Allende en el Congreso, el general reafirmó su postura constitucionalista: “Insisto en que nuestra doctrina y misión es de respaldo y respeto a la Constitución Política del Estado. De acuerdo con ella, el Congreso es dueño y soberano; nuestra misión es hacer respetar su decisión”.
Las declaraciones del general, que expresaban su posición en torno al rol de las Fuerzas Armadas dentro de la institucionalidad democrática vigente, se conocerían luego como la “Doctrina Schneider”.
El triunfo de Allende y el comienzo de las conspiraciones
Una vez conocido el triunfo de Salvador Allende en las elecciones presidenciales de 1970 —ganador por mayoría relativa—, en sectores de oposición al candidato socialista comenzaron a planificarse las acciones a fin de evitar su ratificación en el Congreso Pleno. La estrategia de este sector perseguía designar a Alessandri como Presidente de la República; luego, este renunciaría y se llamaría a nuevas elecciones, en las que se presentaría Eduardo Frei Montalva.
Del mismo modo, sectores de derecha y un grupo de uniformados, a fin de presionar al Congreso y provocar el caos institucional, idearon un plan que perseguía el secuestro de las máximas antigüedades del Ejército.
El secuestro del general René Schneider era el denominado Plan Alfa. Sin embargo, el intento del comandante en jefe del Ejército de oponer resistencia a esta acción, terminó en su muerte.
El asesinato del general: “A las 8.20 horas...”
El 22 de octubre de 1970, faltando dos días para la sesión del Congreso Pleno, se llevó a cabo el llamado Plan Alfa. Según se estableció en el parte policial: “A las 8.20 horas más o menos, en circunstancias que el señor Comandante en Jefe del Ejército, general señor René Schneider Chereau, se dirigía a su despacho en automóvil fiscal conducido por el cabo chofer Leopoldo Mauna Morales, por calle Martín de Zamora en dirección al poniente, al enfrentar el número 4420 fue interceptado por un vehículo que chocó al que viajaba el señor general, vehículo este que fue rodeado por cinco individuos, uno de los cuales haciendo uso de un elemento contundente, similar a un combo, rompió el vidrio posterior izquierdo y luego disparó contra el general Schneider, impactándolo en la región del bazo, en el hombro izquierdo y la muñeca izquierda”.
Se decretó estado de emergencia y todos los sectores repudiaron la acción. Tres días después, el 25 de octubre, el general murió en el Hospital Militar a causa de las heridas.
Las acciones judiciales llevadas a cabo, apuntaron al general (R) Roberto Viaux como autor intelectual del atentado. Este fue finalmente desterrado a Paraguay.
Su legado
Sin duda, el mayor legado del general René Schneider fue su doctrina institucional, posición que defendió en un momento crítico de la historia de Chile y que, al final, le costó la vida.
La Doctrina Schneider caló hondo un muchos militares, siendo su sucesor en la comandancia en jefe del Ejército, el general Carlos Prats, uno de los continuadores de este principio profesional.
Nació en la ciudad de Concepción, el 31 de diciembre de 1913. En 1929, cuando tenía 15 años de edad, ingresó como cadete a la Escuela Militar, de donde egresó tres años después con el grado de subalférez.
En 1933 fue destinado al Regimiento Buin, y fue trasladado al Regimiento Esmeralda al año siguiente.
En 1935 ascendió a subteniente, y a teniente en 1937. Dos años más tarde fue destinado a la Escuela Militar, y en 1944 —año en que ascendió a capitán e ingresó como alumno a la Escuela de Infantería— fue trasladado al Regimiento Maipo.
En 1947 entró a la Academia de Guerra, donde en 1950 se desempeñaría como profesor de Táctica; el mismo año fue docente en la Escuela de Infantería.
En 1951 ascendió a mayor y fue designado secretario de estudios de la Academia de Guerra, tarea que realizó hasta 1953, cuando fue enviado a Washington en misión militar. A su regreso a Chile (1954) fue destinado al Cuartel General de la 1era. División; asumió como secretario de Estudios de la Escuela Militar en 1956, y volvió a impartir clases en la Academia de Guerra, en 1957.
Ese mismo año ascendió a teniente coronel y a coronel en 1963. Fue designado agregado militar en Paraguay (1963), de donde regresó un año después.
En 1967 fue nombrado director de la Escuela Militar, y al año siguiente director de Operaciones del Cuartel General del Ejército. Tras ascender al grado de general de brigada, se desempeñó como comandante de la 2a. División (1968). Fue comandante de la 5ta. División en 1969.
Compañero generoso, pintor y músico
Reconocido eran entre sus amigos el humor, la sencillez y la solidaridad del general Schneider. En 1948, con motivo de haber ganado un premio en la Lotería, compartió la mitad con un compañero que atravesaba por una mala situación económica.
La sensibilidad del general Schneider se expresó también en la pintura, inclinándose por el estilo romántico e impresionista. Tenía un altillo con sus telas y pinturas, pensando dedicarse a ellas cuando pasara a retiro.
“No sé cuándo empecé a pintar —señalaba—. Hará unos veinte años. Es mi hobby, pues jamás estudié pintura”. Algunas de sus telas colgaban de las murallas de la Academia de Guerra.
La música era también una de sus grandes pasiones, en especial la clásica. Compartía estas aficiones, además de la Filosofía y la Literatura, con su esposa, Elisa Arce, con quien tuvo cuatro hijos, y también con su amigo y compañero, Carlos Prats.
El tacnazo
En octubre de 1969, el general Roberto Viaux lideró un levantamiento del Ejército en el Regimiento de Artillería Tacna, en Santiago, conocido como el tacnazo. Dicha situación le costó la salida al entonces comandante en jefe del Ejército, general Sergio Castillo Aránguiz, quien fue llamado a retiro.
De esa forma, el general René Schneider asumió como comandante en jefe del Ejército el día 22 de octubre. En esa ocasión señaló estar orgulloso de dirigir una institución “cuya trayectoria profesional y cuyos fundamentos doctrinales y de principios permanecen inconmovibles e inalterables frente a quienes han pretendido perturbar su normal conducta de acción”.
Respeto a la leyes y la Constitución
Al mando del Ejército, el general Schneider intentó transmitir su estricto respeto a las leyes y la Constitución, a fin de evitar la politización en ese cuerpo armado.
Asimismo, quiso detener las tendencias deliberativas surgidas entre los uniformados después del tacnazo de Viaux, tendencias que se agudizaron con la elección de Salvador Allende como Presidente de la República.
La Doctrina Schneider o el rol de las Fuerzas Armadas
La campaña presidencial de 1970 tuvo al general Schneider como un importante protagonista.
En mayo de ese mismo año, el comandante en jefe del Ejército declaró en una entrevista, con respecto a las elecciones de septiembre, que “el Ejército es garante de una elección normal, de que asuma la Presidencia de la República quien sea elegido por el pueblo en mayoría absoluta, por el Congreso Pleno en caso de que ninguno de los candidatos obtenga más del 50 por ciento de los votos”.
Ante la insistencia de la prensa por saber la posición de las Fuerzas Armadas sobre un eventual triunfo de Allende en el Congreso, el general reafirmó su postura constitucionalista: “Insisto en que nuestra doctrina y misión es de respaldo y respeto a la Constitución Política del Estado. De acuerdo con ella, el Congreso es dueño y soberano; nuestra misión es hacer respetar su decisión”.
Las declaraciones del general, que expresaban su posición en torno al rol de las Fuerzas Armadas dentro de la institucionalidad democrática vigente, se conocerían luego como la “Doctrina Schneider”.
El triunfo de Allende y el comienzo de las conspiraciones
Una vez conocido el triunfo de Salvador Allende en las elecciones presidenciales de 1970 —ganador por mayoría relativa—, en sectores de oposición al candidato socialista comenzaron a planificarse las acciones a fin de evitar su ratificación en el Congreso Pleno. La estrategia de este sector perseguía designar a Alessandri como Presidente de la República; luego, este renunciaría y se llamaría a nuevas elecciones, en las que se presentaría Eduardo Frei Montalva.
Del mismo modo, sectores de derecha y un grupo de uniformados, a fin de presionar al Congreso y provocar el caos institucional, idearon un plan que perseguía el secuestro de las máximas antigüedades del Ejército.
El secuestro del general René Schneider era el denominado Plan Alfa. Sin embargo, el intento del comandante en jefe del Ejército de oponer resistencia a esta acción, terminó en su muerte.
El asesinato del general: “A las 8.20 horas...”
El 22 de octubre de 1970, faltando dos días para la sesión del Congreso Pleno, se llevó a cabo el llamado Plan Alfa. Según se estableció en el parte policial: “A las 8.20 horas más o menos, en circunstancias que el señor Comandante en Jefe del Ejército, general señor René Schneider Chereau, se dirigía a su despacho en automóvil fiscal conducido por el cabo chofer Leopoldo Mauna Morales, por calle Martín de Zamora en dirección al poniente, al enfrentar el número 4420 fue interceptado por un vehículo que chocó al que viajaba el señor general, vehículo este que fue rodeado por cinco individuos, uno de los cuales haciendo uso de un elemento contundente, similar a un combo, rompió el vidrio posterior izquierdo y luego disparó contra el general Schneider, impactándolo en la región del bazo, en el hombro izquierdo y la muñeca izquierda”.
Se decretó estado de emergencia y todos los sectores repudiaron la acción. Tres días después, el 25 de octubre, el general murió en el Hospital Militar a causa de las heridas.
Las acciones judiciales llevadas a cabo, apuntaron al general (R) Roberto Viaux como autor intelectual del atentado. Este fue finalmente desterrado a Paraguay.
Su legado
Sin duda, el mayor legado del general René Schneider fue su doctrina institucional, posición que defendió en un momento crítico de la historia de Chile y que, al final, le costó la vida.
La Doctrina Schneider caló hondo un muchos militares, siendo su sucesor en la comandancia en jefe del Ejército, el general Carlos Prats, uno de los continuadores de este principio profesional.
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