Compañero Presidente: ¿cambia un hombre cuando está en el poder?
Mira, a mí me dijeron siempre “el compañero Allende”, hoy me dicen “el compañero Presidente”, claro está que yo peso la responsabilidad que eso significa.
¿Cambia un militante socialista cuando es Jefe de Estado?
No. Yo creo que el Jefe de Estado que es socialista sigue siendo tal, eso sí, que su actuación tiene que estar de acuerdo con la realidad.
¡Es una gran novedad que un socialista estando en el poder se sienta socialista y haga socialismo! No hay tantos ejemplos de eso, compañero.
Yo lo sé también por desgracia. Tampoco hay muchos partidos socialistas que sean marxistas, propiamente.
Y volviendo un poco más atrás, usted es unos de los fundadores del Partido Socialista...
Sí, exacto.
Por el 32
1933 precisamente.
¿Cómo se acercó al marxismo-leninismo?
Bueno, la verdad es que en la época de estudiante, te estoy hablando del año 26 y 27 cuando recién ingresé a medicina, los estudiantes de medicina éramos los más avanzados.
¿No eran los filósofos o los “humanistas” de la Facultad de Letras?
No, éramos los estudiantes de medicina por tradición; nosotros vivíamos en esa época en un barrio que era muy modesto, convivíamos prácticamente con el pueblo, éramos la mayoría estudiantes de provincia, y en las noches nos reuníamos los que vivíamos en la misma pensión y en voz alta leíamos El capital, a Lenin y también a Trotsky.
Usted, compañero Presidente, proviene de una familia bastante acomodada, digamos de una familia burguesa...
Conforme a una definición ortodoxa, mi origen es burgués, pero agrego que mi familia no estuvo ligada al sector económicamente poderoso de la burguesía, ya que mis padres ejercieron profesiones denominadas liberales y los antepasados de mi madre hicieron otro tanto.
Y políticamente, ¿dónde se ubicaron?
En Chile la lucha contra el conservatismo fue violentísima en el siglo pasado y se presentó como una lucha de carácter religioso. Los conservadores se oponían a las iniciativas de avanzada, como el establecimiento de la educación laica. Todos mis tíos y mi padre fueron militantes del Partido Radical cuando ser radical implicaba indiscutiblemente, tener una posición avanzada. Mi abuelo fundó la primera escuela laica de Chile, por su posición le llamaron “el Rojo Allende”....
Después de haber atravesado tantas instituciones burguesas y de las más representativas del sistema ¿Cómo es posible que haya logrado convertirse en un líder de masas, en el máximo responsable de un proceso que apunta a la revolución?
Muchas veces he pensado en esa cuestión. Primero hay un compromiso intelectual que surge en la juventud y, más tarde, surge el compromiso real con el pueblo. Soy hombre de Partido y siempre he trabajado con las masas. Me siento un político criollo que está caminando muy apegado al pueblo. Una gran mayoría de los dirigentes revolucionarios han salido de la pequeña y mediana burguesía. Algunos de ellos, sin sufrir en su propia persona la explotación la han comprendido, la han sentido y se han colocado al lado de los explotados contra los explotadores. Siempre llevé a las instituciones que has enumerado mi posición política y ésta siempre representó las ansias de justicia social del pueblo, exactamente como está representándola ahora.
¿La Revolución cubana desempeñó un papel en la ruptura con lo que podríamos llamar la Social Democracia Latinoamericana?
La revolución cubana ha influido en forma extraordinaria porque hemos visto todavía con más claridad todavía lo que es el imperialismo y de qué manera no hay fronteras que lo detengan cuando trata de defender sus intereses. Pero nosotros también tenemos el recuerdo de 50 desembarcos, en América Latina, de los marinos.
¿Hasta en la mentalidad chilena, está la conciencia histórica chilena?
No te olvides también que el propio Bolívar tiene una frase que dice: “Estados Unidos quiere sumergir América en la miseria en nombre de la Libertad”.
¿Cuál fue tu primer contacto con la Revolución cubana?
Ya Fidel Castro había entrado en la Habana. Debe haber entrado Fidel el 6 de enero, según me acuerdo, o el 5 de enero. Pues bien yo llegué a Cuba el 20 de enero... recibí un llamado de Aleyda, a quien no conocía, no sabía quién era. Era la secretaria del Che, no estaba casada con el Che todavía, y me dijo: “El comandante Guevara le va a mandar un automóvil y lo espera en el Cuartel de la Cabaña”. Ahí llegué yo y ahí estaba el Che. Estaba tendido en un catre de campaña, en una pieza enorme. Me dijo: “ Mire, Allende, yo sé perfectamente quién es usted. Yo le oí en una campaña presidencial del 52 dos discursos: uno muy bueno y uno muy malo. Así que conversemos con confianza, porque yo tengo una opinión muy clara de quién es usted”. Después me di cuenta de la calidad intelectual, el sentido humano, la visión continental que tenía el Che y la concepción realista de la lucha de los pueblos, y él me conectó con Raúl Castro y después, inmediatamente, fui a ver a Fidel.
¿Sus viajes a Corea y a Vietnam influyeron en su pensamiento político?
Desde luego. No modificaron mi pensamiento político sino que lo robustecieron. Corea me impactó fuertemente por el nivel alcanzado en su desarrollo económico, sabiendo lo que ha significado la lucha de Corea y comprendiendo el primer armisticio firmado por el ejército norteamericano con los coreanos, y sabiendo lo que existe hoy todavía en Sud-Corea. Después en Vietnam, y ahí sí que se reafirmó mi convicción, la que yo había sentido y palpado en Cuba: un pueblo unido, un pueblo con conciencia política, un pueblo cuyos dirigentes tienen la fuerza moral, el prestigio y el ascendiente de Ho Chi Minh, es un pueblo invencible. Me impresionaron el coraje y la vitalidad de todo este pueblo. Con los contactos que pude tener con los compañeros de Vietnam del Sur, saqué una lección de claridad y de amplitud política.
Hablemos ahora de la situación actual de Chile. Con Frei se acabó el reformismo, fracasó el reformismo. Con usted en el gobierno, el pueblo chileno ha escogido la vía de la revolución, pero, ¿qué es la Revolución?
Efectivamente, el pueblo chileno escogió el camino de la Revolución y no hemos olvidado un principio fundamental del marxismo: la lucha de clases. Nosotros dijimos en nuestra campaña electoral que nuestra lucha era para cambiar al régimen; el sistema. Que íbamos nosotros a conquistar el gobierno para conquistar el poder, hacer las transformaciones revolucionarias que Chile necesita, romper la dependencia económica, política, cultural y sindical, y ¿qué?, ¿no ha pasado nada?, ¿en qué país estás tú? Pero, espera, nosotros en estos pocos meses de gobierno...
Han hecho muchas cosas
Sí, hemos hecho bastantes cosas. Hemos podido hacerlas porque detrás de ellas está la tradición de la clase trabajadora chilena que empezó a luchar a fines del siglo pasado y que despuntó en este siglo como una fuerza pujante... Este es un gobierno de clase porque la ideología predominante en él es la clase trabajadora. En el gobierno no están representados los intereses de la clase explotadora y en cambio en el gabinete hay asalariados, entre ellos cuatro obreros. Es con este gobierno que la mayoría del pueblo remplazará a la minoría que lo gobernó hasta este momento.
Fragmentos intercalados del libro
Debray, Régis
1971 Conversación con Allende, México, Siglo XXI.
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