FOTO: En su discurso de Chacarillas, en 1977, Pinochet anunció su programa para establecer lo que sería la nueva institucionalidad del país.
Para arreglar el caos económico, el gobierno del general Pinochet comenzó a aplicar, en 1974, el modelo de economía social de mercado o neoliberal, en el cual el Estado no es el propietario de los medios de producción, sino que estos quedan en manos de los privados. La base teórica de esta tendencia fue un texto conocido como El ladrillo, en el cual los economistas que habían estudiado en la Universidad de Chicago, Estados Unidos, como Alvaro Bardón, Pablo Barahona y Sergio de Castro (los llamados “Chicago Boys”), luego de analizar la situación del país, proponían este modelo económico.
En el marco de este planteamiento, se cambió la moneda de escudo a peso, se establecieron bajos aranceles (cifras oficiales que hay que pagar para poder internar algunos productos en un país.) para la importación y exportación de productos no tradicionales, se mantuvo un dólar fijo equivalente a 39 pesos y se incentivó la inversión de capitales extranjeros. Además, se terminó con la Reforma Agraria y se privatizaron numerosas empresas estatales importantes, aunque la Corporación del Cobre, Codelco, siguió en manos del Estado.
Por otra parte, aumentaron los gastos en defensa, sueldos y beneficios de las Fuerzas Armadas y servicios secretos. Una ley determinó que se iba a destinar el 10 por ciento de las utilidades anuales, producto de las exportaciones de cobre, a la compra de armas.
El gasto en salud, vivienda e infraestructura (como la construcción de caminos, por ejemplo) disminuyó notablemente en los primeros años del régimen militar.
Tambalea el modelo
En 1982, el gobierno del general Pinochet se encontraba en serios problemas económicos. La deuda ascendía a 16.000 millones de dólares. Esta situación, atribuida por el régimen militar a una recesión o crisis mundial, fue agravada por el exceso de libertad económica y la mantención del dólar fijo, que favorecía a los importadores, pero no a los exportadores.
Para enfrentar la crisis, se terminó con la fijación del dólar, lo que afectó a todos quienes tenían deudas en esa moneda, pues estas aumentaron fuertemente. Alrededor de 450 empresas quebraron y el desempleo llegó al 30 por ciento, aproximadamente.
El Estado tuvo que intervenir en 1983, absorbiendo las deudas de algunas empresas, pero sobre todo de varios bancos importantes quebrados.
Fuera de este difícil momento, los últimos años del régimen militar dejaron una economía sólida y con proyecciones de desarrollo. Se produjo la diversificación de la economía al exportar productos diferentes a los tradicionales y competitivos en el mercado internacional. Además, se reforzó la modernización del Estado, privatizando no solo empresas estatales, sino que también los servicios sociales, de la salud y de la educación.
Para arreglar el caos económico, el gobierno del general Pinochet comenzó a aplicar, en 1974, el modelo de economía social de mercado o neoliberal, en el cual el Estado no es el propietario de los medios de producción, sino que estos quedan en manos de los privados. La base teórica de esta tendencia fue un texto conocido como El ladrillo, en el cual los economistas que habían estudiado en la Universidad de Chicago, Estados Unidos, como Alvaro Bardón, Pablo Barahona y Sergio de Castro (los llamados “Chicago Boys”), luego de analizar la situación del país, proponían este modelo económico.
En el marco de este planteamiento, se cambió la moneda de escudo a peso, se establecieron bajos aranceles (cifras oficiales que hay que pagar para poder internar algunos productos en un país.) para la importación y exportación de productos no tradicionales, se mantuvo un dólar fijo equivalente a 39 pesos y se incentivó la inversión de capitales extranjeros. Además, se terminó con la Reforma Agraria y se privatizaron numerosas empresas estatales importantes, aunque la Corporación del Cobre, Codelco, siguió en manos del Estado.
Por otra parte, aumentaron los gastos en defensa, sueldos y beneficios de las Fuerzas Armadas y servicios secretos. Una ley determinó que se iba a destinar el 10 por ciento de las utilidades anuales, producto de las exportaciones de cobre, a la compra de armas.
El gasto en salud, vivienda e infraestructura (como la construcción de caminos, por ejemplo) disminuyó notablemente en los primeros años del régimen militar.
Tambalea el modelo
En 1982, el gobierno del general Pinochet se encontraba en serios problemas económicos. La deuda ascendía a 16.000 millones de dólares. Esta situación, atribuida por el régimen militar a una recesión o crisis mundial, fue agravada por el exceso de libertad económica y la mantención del dólar fijo, que favorecía a los importadores, pero no a los exportadores.
Para enfrentar la crisis, se terminó con la fijación del dólar, lo que afectó a todos quienes tenían deudas en esa moneda, pues estas aumentaron fuertemente. Alrededor de 450 empresas quebraron y el desempleo llegó al 30 por ciento, aproximadamente.
El Estado tuvo que intervenir en 1983, absorbiendo las deudas de algunas empresas, pero sobre todo de varios bancos importantes quebrados.
Fuera de este difícil momento, los últimos años del régimen militar dejaron una economía sólida y con proyecciones de desarrollo. Se produjo la diversificación de la economía al exportar productos diferentes a los tradicionales y competitivos en el mercado internacional. Además, se reforzó la modernización del Estado, privatizando no solo empresas estatales, sino que también los servicios sociales, de la salud y de la educación.
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